viernes, 24 de febrero de 2012


EL CARNAVAL ABANQUINO

            Todos los pueblos de la sierra, durante los meses de febrero y marzo, se visten de colores y alegría desbordante. Aquí en Abancay, los carnavales también alcanzan mucha notoriedad por sus diversos matices, colorido y la gran algarabía que se desata en la población.

            Esta actividad se inicia con la entrada del ÑO carnavalón, que es una especie de patrono, este es el encargado de aperturar la fiesta de los carnavales. A partir de esta fecha los barrios y calles inician a organizarse para la fiesta carnavalesca.  

            Durante éstos dos meses, a pesar que las lluvias se empecinan en enfriar el ambiente; los niños y jóvenes se las arreglan para vivir plenamente del carnaval y con cierta constancia vamos encontrar en las calles grupos con baldes de agua y globos mojar a temerarias  chicas que se atreven a desafiar a estos grupos de mozalbetes. Por las noches la fiesta continua; esta vez el talco y la harina remplaza al líquido, envueltos en medias de nylon a la que la llaman “matacholas”,  los grupos recorren por las calles y plazas blanqueando a cuanta chica se cruce por su camino.

Una de las actividades muy esperadas por todas las generaciones de abanquinos, es la  yunsa; aquí la llamamos “mallqui”; desde muy temprano el “carguyok” o encargado de la yunsa, invita a sus amigos, familiares, compadres y vecinos para que ayuden a realizar la yunsa, las que generalmente son realizadas los días domingos.

El día en el que realiza la yunsa, desde  muy temprano se observa cierto movimiento en la casa del carguyok; la gente entra y sale con frecuencia, algunos entran con botellas, canastas, galones, es que van trayendo el licor, cerveza, el cañazo, desde luego la chicha ya ha sido preparado con casi dos días de anticipado; otros llegan con productos como: papa, habas, zanahorias que servirá para preparar la comida. Otros traen, regalos y serpentina para adornar el árbol. Y es así de cómo colaboran los amigos, vecinos, compadres con el carguyok.

Muy temprano, aun cuando el sol no ha salido, un grupo de jóvenes ya se han movilizado hacia alguna cercana chacra a escoger y cortar el árbol que servirá de yunsa, todo el trabajo es realizado en forma gratuita ya que todos, luego participarán de la gran fiesta.

Cuando la caravana aparece a lo lejos, todos los niños y jóvenes salen entusiasmados, entre gritos y aplausos reciben a la comitiva y al árbol en cuyo rededor gran algarabía se desatará; una vez llegado a la esquina del barrio ya se encuentra acompañada de un porongo lleno de espumante chicha. Doña Juana que es la más entusiasta de las señoras del barrio de la Victoria alcanza inmediatamente tazas de refrescante chicha a los que trajeron el árbol, también el público se beneficia y saborea la riquísima chicha de jora.

Muchos ya se encuentran con sogas y escaleras que ayudaran en forma voluntaria a parar el árbol. Mientras los caballeros van tomando la riquísima chicha un grupo de señoras ya se encuentran adornando el árbol y es que colgaran regalos, frutas, objetos de plásticos.

El árbol, desde el medio día ya se encuentra parado en plena esquina adornado con frutas, regalos, serpentina, la población entera gozará de esta fiestas.

Pasado el medio día, las parejas, van llegando a la casa del carguyok, todos los amigos, compadres, vecinos se encuentran en la casa, ellos son invitados a almorzar, en la cocina grandes ollas se encuentran humeantes desprendiendo aromas que abren el apetito, el almuerzo será el delicioso “TIMPU” que es una especie de sopa bien espesa, con abundante carne de: res, chancho, oveja y gallina; también papas, yuca, camote, habas y repollo; se sirve primero el caldo, luego las carnes y los tubérculos acompañado de llatán o uchucuta que es una especie de ocopa preparada con queso, galletas, maní, wuacatay.

Mientras los músicos van afinado sus instrumentos, las parejas van poniéndose el vestuario típico del poblador abanquino. Los varones visten un poncho de color nogal, el pantalón oscuro y camisa blanca, las mujeres, llevan en la cabeza un sombrero de paja de color blanco con una cinta negra que según cuentan, es por la muerte de la heroína abanquina Micaela  Bastidas, sus chamarras adornadas con finos encajes, su lliclla y una voluminosa pollera realizada en finos paños, siempre adornadas con encajes de color blanco dándoles un aspecto hermosa a la mujer abanquina.

La casa del carguyok, se percibe un bullicio; los músicos bajo la dirección del Sr. Lino dan los últimos toques, una breve melodía para poder comprobar que todos los instrumentos estén debidamente afinados, dentro de ellos se puede observar algunos jóvenes músicos, que van adquiriendo el ritmo y la sapiencia musical de los viejos y gracias a ellos la tradición carnavalesca continuará.

Por otro lado doña Rosa, que es la más veterana, se va poniéndose de acuerdo con las señoras Juana, Libia que son las primeras voces de la comparsa, sobre las estrofas y coplas que entonaran, pero muchas de ellas recién se compusieron para este carnaval y otros se compondrán en el fragor del baile, la música y la bebida.

La comparsa, ya se encuentra lista, algunas siguen repartiendo chicha entre los bailarines y músicos y todos están contagiados por la alegría, mientras en la calle  la gente ya se viene aglomerando, los jóvenes  y niños se encuentran con baldes y globos iniciando de esta manera la gran fiesta de los carnavales. A lo lejos se escucha muy débilmente la melodía contagiante de la quena, significando que la comparsa ya salió de la casa, luego de un breve recorrido llegará a la yunsa; se puede observar al carguyok y su pareja con el hacha en el hombro encabezado la comparsa le siguen con los sombreros agitando los bailarines que entusiasmados bailan con gran frenesí. Se puede observar al señor Lino  con su mandolina mueve la cabeza orientando a los músicos sobre los cambios de notas que deben hacer, sobre todo, a los músicos jóvenes, ahí se encuentra la señora Aidé, ella es una peculiar participante de toda yunsa y que generalmente es invitada a cuanta yunsa se realice en Abancay, debido a que es la única mujer músico, ella toca la tinya, pero no solo eso sino que es una de las más entusiasta, no para de cantar o silbar  es la alegría de los músicos, no para de bailar tocar y cantar en todo el tiempo que dura la yunsa.

__Aquí viene la comparsa...

La comparsa abanquina......

Son las primeras letras que salen de las gargantas de doña Rosa. Talco, serpentina y agua son elementos infaltables en la yunsa; los niños se acercan temerariamente al ruedo de los bailarines para poder arrancarles las serpentinas que cuelgan del sombrero y del cuello de los bailarines; muchos están irreconocibles por la expresión de alegría que embriaga sus rostros y el talco con el que han sido manchados sus rostros.

El grupo gira alrededor del árbol, en cuya base se encuentra el grupo de músicos la chicha no deja de circular ya sea a los músicos, bailarines y al público en general.

Inicia el cortamonte con el carguyok, un par de hachazos al árbol, él y su pareja, así el hacha pasará por todos los bailarines, en cada golpe que se da al árbol, son  los jóvenes los que más sufren, esperan ansiosos que el árbol caiga para hacerse dueños de uno de los regalos que se  encuentra colgados en el árbol.

Ya al entrar la noche muchos bailarines ya han sufrido el efecto embriagador de la chicha al igual que los músicos, y cada vez que las parejas salen al centro chanca con el hacha con gran furia, algunas parejas huyen de coger el hacha por temor a tumbar el árbol y tener que parar el árbol al próximo año. Sin embargo los efectos de la chicha les hacen perder el miedo y algunas parejas se entusiasman y buscan que se les entregue el hacha.

Finalmente el árbol cayó, una nube de jóvenes se abalanza al árbol para adueñarse de algún objeto, el grupo de músicos no para de tocar al igual que los cantores, la pareja que hizo caer el árbol, con el hacha en el hombro y un rama pasean victoriosos, Ahora ellos encabezan la comparsa que pasea bulliciosa por todo el barrio antes de ir a la casa del carguyok donde la fiesta continuara hasta no se sabe que hora.

Robert Sierra Tapia

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